miércoles, 18 de octubre de 2023

Sección Misantla

PRESENTACIÓN DE ANDRÉS BOLAÑOS, UN NIÑO TRISTE ALEGRE

** La poeta Ana Basilio, da detalles de  la presentación que se efectuará el próximo Sábado a las 11:00 A.M. en la FIL Hispana de Misantla, en la zona montañosa, conocida como Maza-tlán que significa en náhuatl "lugar de venados"

Estoy enamorado de todo lo que existe
¬ ¡quiere explotar mi corazón de esta dulzura!
y lo contengo con infantes manos limpias
en esta lucha nocturnal contra lo obscuro

Pervivo a mi destino: tierra calcinada
y pez dormido al sol,
con lento andar de niño agua
en ciudades cuesta arriba

Yo siembro mis raíces en asfalto
entierro mis espinas bajo luces sofocantes
del Rey cíclope que arde exaltación
de fuego desollado.

Sus picas ardorosas
nos cercan y nos hinchan
mi rostro y epidermis
resguardan el vestigio que acumula el calendario

Inmenso recipiente, cal bruñida,
contengo un maremagnum.

Mis piélagos se escancian en caminos
resecos para hervir su sal.

Apenas proyecté
la vida que deseo
no hay más. a tientas,
reescribo los pedazos de mi historia.

Nacido desde mí /metal en mi silencio,
camino de la mano de este niño,
me asombra, le procuro, me conmueve
con luz de avasallante miel azul.

Llora un niño feliz
pero me visitó la ausencia:
aquello incomprensible,
exacto; comprendido.

Minucias que a pocos les importan
y fue este llanto obscuro de diamante
para curar la vida marchita por el crimen;
el duelo diario que la inocencia necesita
para venir al mundo.

DIJO, EN ALGUNA OCASIÓN, EL POETA ESPAÑOL ANTONIO MACHADO, QUE LA POESÍA ES, LA PALABRA ESENCIAL EN EL TIEMPO, ES EL DIÁLOGO DEL HOMBRE, UN HOMBRE, CON SU TIEMPO.

ESTOS SON LOS TIEMPOS DE LA VOZ POÉTICA.

ESTAMOS ANTE UNA OBRA DE POESÍA LÍRICA, DONDE EL YO POÉTICO NOS REGALA UN CANTO DE LARGO ALIENTO, UN SENDERO IMPECABLE, COMPUESTO POR VERSOS YÁMBICOS, QUE SON PIES DE VERSOS COMPUESTOS POR UNA SÍLABA BREVE Y UNA LARGA. A LO LARGO DEL POEMARIO PODEMOS ENCONTRAR TAMBIÉN IMÁGENES CONMOVEDORAS, sinestesias maravillosas, aliteraciones, secuencias poéticas, como la siguiente:

A solas, la vida me corona
con odios habituales.

La miro alegre triste, y quiero consolarla,
tan niño como siempre, jalo ingenuo
su falda almidonada crinolina
para que oiga mis palabras.

Contesta entre nunca,
con tiempo verdadero.

Entonces me acuchilla estando cerca.

Neonato, me levanta con su fuerza,
me estrella sobre el piso,
remuele mi quebranto sollozante.

Me lanza su montón de ropa limpia…
se ríe mientras cuenta los segundos de la asfixia
con sus brazos en jarras,
sonríe porque sabe del perjuicio a largo plazo.

El yo lírico recupera la distancia en este viaje hacia sí mismo en el pacto que hace con el tiempo, al recordar, al reconstruir, al hacer el pasado algo tan suyo en el ahora, con una pluma tan fina que se agradece al oído.

Un barco construí,
con maderas perdidas
que arrastró el torrente
de las lluvias de octubre.

Me espera, encallado,
en la loma del indemne recuerdo.

Marinero de tierra,
es toda mi fortuna esta esperanza.

Saltaré a mi barco en las aguas crecidas
de trombas desmayadas
el día que me cerquen amorosos
los brazos ancestrales de todos los Bolaños.

Remonto los segundos: Una mancha de café
nace en el texto
y cae sobre el pulcro medio día.

El tiempo es solo un modo en recorrer nuestra distancia.

Orfebre de oro-nube, tengo solo una alhaja:

Mi historia que diamanto en cada noche.

Yo bruño mi tragedia con la luz,
en lento frenesí de los segundos.

La pruebo entre mi pulso a borbotones, como antaño.

Sin tiempo, niño antiguo y nuevo
miro cómo vibra la vida de las cosas,
vuelvo a nacer de carne entre mi carne.

Yo soy el niño que miró en el silencio:
soy todo lo que vi, lo que leí, lo que viví.

Un niño inmemorial
que no cupo en su cuerpo.

Ahora tan distinto
que nadie más me intuye.

Amor de hojas braille cuneiforme:
en digna oscuridad galimatías me suscriben.

Cada palabra es sopesada por el poeta. Aquí hasta la espontaneidad es una destreza producto de años y años de cultivar el espíritu y la lengua.

A mi lectura es también la proeza de un Yo lírico que recorre el camino del héroe, niño viejo, en la estela del tiempo. En cada verso podemos encontrar construcciones poéticas que resuenan poderosamente, y que, como el buen vino, se sorbe lentamente, y a veces, con diccionario en mano. Esta es la poesía que a mí me gusta y me parece constructiva, la que te aporta algo, la que te enseña palabras nuevas, la que te guía por lenguajes diferentes, por cantos o narrativas que se estrellan contra nuestras propias emociones y recuerdos, como un mar universal.

Es un libro que acerca la poesía a los niños, a la experiencia del infante, que bien puede ser aprovechada desde cualquier edad, pero vaya, hacen falta más obras donde los más pequeños puedan reflejarse.

También es interesante como nosotros podemos reflejar nuestro propio niño en el que está adentro del texto, dándole cara al dios del tiempo y a su llama.


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